Como un sábado por la noche a nadie le gusta quedarse en casa, y menos solo, me busqué mi plan. Y la verdad es que no me costó mucho encontrarlo. Los cubanos me están demostrando que son muy acogedores.
Como os comentaba en el anterior post, por la mañana cogí la wuawua y me junté con una responsable del proyecto y su familia: abuela, esposo e hijas. Me enseñaron la parte vieja de La Habana y tomamos algún jugo para contrastar el calor que hacía. A la hora de comer me invitaron a su casa, ya daré mayor detalle sobre las viviendas cubanas en otro post. Después de comer, antes de volverme al hotel a echar la siesta, me invitaron a un concierto de David Blanco. Un trobador habanero que finalizaba su gira, después de 30 conciertos por toda Cuba, en la escalinata de la Universidad de La Habana. Como me dijeron: es de buena onda!
A las 9 de la noche me junté con ellos (hijas, novios y demás amigos). El concierto estuvo bien, había mucha gente y buen ambiente. Bastante policía y poca bebida, lo cual me sorprendió:
- Pregunté si la policía ejercía algún control sobre la letra de las canciones. A lo que me contestaron que no, que los músicos ya saben que si la letra no cuadra, no suena en las radios ni en las televisiones y por lo tanto es muy dificil hacer carrera.
- Sobre la falta de bebida, las respuesta fue muy clara. A los cubanos no nos llega para comprarnos unas cervezas.
Un par de fotitos (recordad que la calidad no es muy buena porque el internet es bastante lento):
El día en su conjunto, fue una bonita experiencia. La gente con la que me junté y conversé muy atenta y agradable. Y eso se agradece!