Si bien tuve que hacer escala de varias horas en Madrid, el viaje fue divertido por varios motivos:
1- El avión salío con retraso porque había overbooking, para variar. Según me comentaron, el vuelo de Iberia a La Habana está siempre hasta las cartolas.
2- En el avión me ofrecieron prensa y revistas (además de bebida, comida, el kit para estar comodo, etc.). Estaba tan tranquilo ojeando el número de abril de la revista Capital, cuando encuentro un artículo sobre empresas emprendedoras que ofrecen oportunidades de empleo en España. Paso la oja y aparece una foto de gente trabajando entre ordenadores. “Joder, si soy yo!” Aparecía en primera fila de la oficina, trabajando. Una foto sacada hace unos años. Mira que es casualidad…
3- Nada más aterrizar y salir del avíon, me encuentro con dos azafatas con un cartel que pone mi nombre: “Joder, si soy yo!” Me ayudan a pasar el control de pasaporte y me llevan a una sala de espera donde me encuentro con un par de compañeros de trabajo y esperamos a que nos traigan las maletas mientras tomamos una cervezas.
La primera impresión de Cuba no es mala, es de noche y de camino al hotel no hay oportunidad de ver mucho, la llegada ha sido de pelicula.